Entrevista para la Revista Rumbos

—Primero necesito saber tu edad, qué estudiaste, dónde trabajas, etc, etc. Los datos básicos.

Tengo 28 años, soy de Aries (jaja!). Para ser específico, nací el 28 de marzo de 1979 en San Miguel de Tucumán. Estudié Licenciatura en Matemática en la Facultad de Matemática, Astronomía y Física (FaMAF) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), y luego completé mi doctorado el 30 de marzo de este año en la misma institución. Actualmente soy becario posdoctoral de Conicet, y con eso ya te describí casi toda mi actividad académica: investigación básica en Matemática. Fuera de la investigación, soy docente en primer y segundo año de la carrera de Ciencias de la Computación de la misma Facultad.

Esto en cuanto a lo académico. Luego tengo otras actividades, como la música. Soy integrante del grupo vocal Umanao, y hace poco presentamos nuestro primer CD en el que abordamos el folklore argentino.

—Contáme un poco cómo salió la Competencia Paenza de ayer.

Muy bien. Los chicos salieron muy contentos porque la prueba les resultó muy linda y un rato después de terminar los encontré comentando sobre sus distintas soluciones y enfoques. Esto es algo que me gusta de las competencias de Matemática: invariablemente fomentan un ámbito de camaradería.

Desde algunos años soy delegado responsable de la Competencia en Córdoba y me encargo de enviar los exámenes a Buenos Aires para su evaluación. “La Paenza” (como le llamamos los que la conocemos) plantea en cada certamen seis problemas accesibles a alumnos que hayan tomado cursos universitarios básicos de cálculo y álgebra. Por ejemplo, puede ser rendida tranquilamente por alumnos de cualquier ingeniería. Sin embargo, los participanes en Córdoba son alumnos de licenciaturas, casi exclusivamente. Por ello, sería muy bueno que se le dé un poco más de publicidad entre los chicos de las otras carreras.

—¿cuándo y por qué decidiste acercarte a la matemática?

Desde la primaria me gustaba, pero el principal motor de este interés fue la Olimpíada Matemática Argentina (OMA) y sus certámenes en instancias Intercolegial, Zonal, Regional y Nacional. En mi escuela secundaria una profesora de matemática y otros chicos que ya participaban me invitaron a conocer la Olimpíada y sus problemas, que inmediatamente me apasionaron. Pero la decisión de hacer la carrera se postergó varios años... No me decidí a estudiar ciencia básica hasta que un amigo, Reimundo Heluani (que además fue compañero toda la carrera), me dijo “Estudiemos Física!”. Nos inscribimos en Física y Matemática simultáneamente y al final del segundo año me aboqué completamente a la Matemática.

—¿crees que esta disciplina está lo suficientemente valorizada a nivel social?

Primero dejáme que te cuente, como algo gracioso, que cada vez que digo que soy matemático la gente responde admirada “Ah, debés ser muy inteligente” y similares. Pero es obvio que esto no es un reconocimiento social de la disciplina. Sólo demuestra que hay una fuerte concepción de que el desarrollo de esta área del conocimiento es exclusivo de las “mentes brillantes”. Y esto no es así.

Lo que observo es que hay un desconocimiento casi absoluto de lo que implica la tarea matemática. Por esta razón insisto en que difícilmente se puede reconocer lo que no se conoce. Hay pequeñas excepciones, pero la asociación inmediata del común de la gente es “Matemático” = “Profesor de secundaria, eventualmente malo y aburrido”. La faceta creativa de la Matemática permanece en la oscuridad casi absoluta, y creo que este aspecto es el más valioso de la misma.

Abundando un poco con esta aparente paradoja “rigor/creación” de la Matemática, me gustaría contarte una pequeña metáfora. Yo comparo la Matemática con el soneto en Literarura. Ambos comparten una estructura inflexible, la primera sus modos de razonamiento, el segundo su métrica y rima. Pero así como los grandes escritores de todas las épocas han compuesto deliciosos poemas en forma soneto, así también la Matemática incluye creaciones magníficas, y su belleza no es inaccesible; muchas veces una pequeña motivación puede bastar para poder apreciarla

—¿cómo pensás que se enseña la matemática en primaria y secundaria?

De la enseñanza primaria no tengo muchos conocimientos, y por los comentarios que he oído no parece que haya grandes problemas. Con la secundaria es exactamente al revés.

Desde mi perspectiva como docente de los ingresantes, observo que la escuela secundaria no está cumpliendo con los objetivos que se plantea. Esto lo digo porque los contenidos que se suponen aprendidos por el alumno parecen no estar ni en su más recóndito rincón subconsciente al momento de recibirlos en la facultad. En general, los chicos deben reaprender estos contenidos si necesitan rendir el ingreso a alguna carrera que requiera de conocimientos maduros de matemática.

Haciendo retrospectiva hasta mi época de alumno de la secundaria, recuerdo me mostraron la Matemática como un corpus de fórmulas y definiciones (a veces un tanto abstrusas) y aplicaciones inmediatas de las mismas. Salvando mi experiencia en la OMA, la incentivación del asombro y el descubrimiento estuvo totalmente relegada. Falta despertar las ganas de indagar, de crear. No se desarrolla el espíritu inquisitivo necesario para el aprendizaje cabal de la Matemática (y la ciencia en general).

—¿hubo modificaciones con respecto a otra época? ¿cuáles?

Hubo algunas modificaciones. Los programas de matemática de hace cuarenta años eran más abultados, pero creo que se insistía demasiado en la memorización. La EGB planteó otra vuelta de tuerca, pero no de las mejores. En cualquier caso, la vigencia de los problemas que señalé más arriba parece perenne.

Para mejorar este cuadro, hay algunas cosas que a mi entender se podrían hacer. Hay infinidad de problemas matemáticos que se pueden poner en la forma de acertijos y que llaman la curiosidad de cualquier persona; este enfoque, en el que se fomenta la curiosidad y el desafío me parece el más efectivo. Creo que Adrián Paenza y sus libros están popularizando esta forma de presentar los problemas matemáticos.

Otra sugerencia puede ser contar la ciencia básica desde la perspectiva del descubridor, no la del recopilador. Para ello, una materia de la Historia de la Ciencia podría ser muy motivante.

—¿cuál es la importancia de la matemática a nivel de desarrollo general para el país? ¿crees que se incentiva lo suficiente?

Nuevamente puedo insistir en que para darse cuenta de la importancia de la Matemática en particular y la ciencia básica en general, hace falta saber qué hacemos y dónde somos útiles.

La ciencia básica no solamente es un recurso a largo plazo. Las grandes empresas informáticas radicadas en Córdoba (y las del exterior) solicitan incesantemente egresados de la carrera de informática de la FaMAF, que tiene una currícula con importante contenido matemático. En esta era de la información, la evaluación lógico-matemática de un sistema iguala o supera en importancia al aspecto material-tecnológico.

Este capital intelectual (que es sumamente “rentable”, si se quiere utilizar tal término) no puede ser descuidado. Haciendo eco de las palabras de Fernando “Pino” Solanas en su última película, el desarrollo científico de un país es una de las claves para su independencia económica.

—¿qué es para vos la matemática? ¿qué relación tiene con la música? (me contaste que tenés un grupo, aunque no sé si cantás o tocás algún instrumento o las dos cosas)

Considero que la Matemática es en primer lugar esa dualidad que señalé más arriba: un juego con reglas rígidas pero que sin embargo admite un gran campo para la creación. Muchas veces, siguiendo con la visión lúdica, es un desafío: hay un problema que vencer, hay que demostrar que somos más fuertes que él. En algunos casos, el ataque a un problema puede ser una hazaña heroica; el Último Teorema de Fermat permaneció imbatible durante trescientos cincuenta años, resistiendo el “sitio” de las más finas mentes de la historia.

Como ves, la Matemática es para mí una pasión. Su modo de entrentarse a las situaciones, evaluar posibilidades, plantear conjeturas para quizá luego refutarlas, ha atravesado toda mi vida. Me declaro un “neopitagórico”; en época de los griegos dijeron “Todo es número”. Ahora no se puede decir eso, pero hay dos cosas ciertas: la matemática actual no trata solamente de números; y para casi todas las situaciones de mi vida, he encontrado un “more matemático” (modo, sentir matemático) para evaluarlas, enfrentarlas, eventualmente resolverlas.

¿La relación entre la música y la matemática? Hay una muy estrecha entre el sonido musical y la Física, que se transfiere directamente a la matemática (por ser ésta el lenguaje de aquélla). Pero en un nivel superior, el de la composición, podemos inferir una relación más profunda: la música, tal como la matemática, es un lenguaje y tiene su propia gramática. Y una composición hermosa guarda la misma proporción que la demostración de un teorema: plantea sus “hipótesis”, y se va dirigiendo inexorablemente a la conclusión. ¡Te puedo decir que muchas veces he sentido lo mismo al poder resolver un difícil problema que al cantar una obra de Tomás Luis de Victoria!

Ya que estamos en la página musical, canté durante 10 años en el coro de Famaf (www.corofamaf.org) haciendo música de todas las épocas. Y hace casi seis años iniciamos con otros tres amigos el proyecto que cristalizó en Umanao (www.umanao.com.ar). Los cuatro cantamos, trabajamos con polifonía a cuatro voces y yo acompaño varios temas con la guitarra. En el grupo no hay primera voz, así como no hay última; entre los cuatro (y sólo estando todos) recreamos la armonía de los temas que abordamos. Y así como no hay un único protagonista en Umanao, me gustaría que te podamos contar entre todos nuestro sentir al respecto, y más de nuestra historia. Lo que puedo hacer si te gusta la idea es mandarte un mp3 con un tema del disco.

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